Seguidores

lunes, 14 de febrero de 2011

San Valentín

Tres años de Penélope. Me sorprende que haya pasado tan poco tiempo desde ese jueves negro.
Ya la figura de ese ser que inspiró la rebelión de Penélope dejó de ser importante, y está convertido en un apodo que le hace honor: "guarén de acequia". Sin embargo, las consecuencias de esa agonía aun me duele.

Pero es un tipo de dolor distinto. Ya no es por recordar lo que sufrí, si no por lamentar aquello que se perdió en mi después de ese día.

He escrito mil veces aquí que me siento sola, que me siento distinta al resto, y es cierto. No creo en ese amor total y sublime... no aspiro a encontrarlo, soy incapaz de proyectarme en nada. Todo en mi vida tiene el rótulo de pasajero, por lo tanto, ¿para qué apegarse a algo que se irá? He desaprovechado tantas experiencias, que han podido ayudarme a aceptar esto como algo normal, y no como un impedimento para ser feliz; y he vivido otras, que inconcientemente lo único que han hecho es acrecentar la idea de volatilidad en todo.

Y hoy... pese a todo esto, estoy agradecida. Porqué ya no quiero seguir quejándome de q no he aprendido nada. Quiero aprender, y sé que para ello, debo vivir.

Quiero disfrutar lo que tengo ahora, que es nada, que es tan volátil como todo, pero no por eso deja de ser importante para mi. Quiero empezar a creer que no porque tenga que terminar deja de ser menos importante. No porque al resto le incomode es malo. Quiero vivir.

Hace rato que Penélope no espera a nadie, ya no mira el horizonte, pero ha seguido sentada por tres años en el mismo lugar. No es la misma de antes, pero no es mejor persona, se llenó de miedos, que la han paralizado en ese lugar donde asumió que Ulises no llelgaría.

Es hora de que se levante, y empiece a construir su vida.

No hay comentarios: